20 afirmaciones para tu niña interior

Nuestro presente no es casualidad. La forma en la que nos relacionamos con la vida, con las personas e incluso con la comida no son casualidad, tienen un origen y ese punto de partida es nuestra infancia.

Quiero que en este post vayamos descubriendo cómo nuestra niña interior y las heridas puede tener repercuten sobre nuestra relación con la comida, y nos lleva a comer de más y con ansiedad.

¿Cómo nos marca nuestra infancia?

Nuestra primera infancia, principalmente entre los 0 y 7 años, marca nuestro sistema de creencias, es decir, lo que aprendemos en esta etapa, marcará toda nuestra vida y el resto de la vida nos pasamos tratando de sanar estos primeros años.

Esto se relaciona directamente con nuestra relación con la comida, ya que la relación con la comida no es más que el reflejo de nuestra relación con la vida.

Es importante que comencemos a trabajar en resignificar nuestra relación con la comida, con nuestro cuerpo, nuestro peso y en lugar de creer que es un castigo, se van a dar cuenta que es una tremenda oportunidad que nos esta presentando la vida, de auto conocimiento y sanación.

Con lo cual, si han vivido años a dieta y tienen una mala relación con la comida, es importante que vayan un paso más allá, ya que nuestro peso no es más que el síntoma de algo mucho más profundo.

Por ello no hemos podido adelgazar o mantenernos un peso saludable, porque nos hemos quedado en el síntoma y no hemos ido a la causa real que nos lleva a comer como comemos.

Si realmente queremos sanar nuestra relación con la comida y mantenernos en un peso saludable, es clave que nos centremos en sanar nuestra propia historia de vida que es de donde surge todo. 

Nuestros primeros años de vida los que marcaran nuestras acciones y maneras de relacionarnos con nosotros mismos y con el mundo.

No es casualidad la forma en la que comemos, ya que no es más que el reflejo de la manera que tenemos de reaccionar ante distintas situaciones y si pudiéramos retroceder en el tiempo, nos daríamos cuenta de que han surgido desde la infancia. 

¿Qué relación tiene nuestra infancia para no haber podido conseguir adelgazar o mantenernos en un peso saludable? O incluso, ¿por qué eventualmente teniéndolo todo no nos sentimos satisfechas? ¿Qué estamos buscando?

¿Alguna vez te has preguntado para qué quieres adelgazar? Realmente, qué crees que pasaría si pesas 10 kilos menos?

Porque claro, yo te puedo pedir que pienses en una persona que amas, ¿realmente cambiaría tu amor por esa persona si pesa 10 kilos menos?

Y aquí hay algo sumamente importante: ¿cuál es la necesidad real que se esconde tras nuestros deseos? Y en la mayoría de los casos es cubrir la necesidad de todo niño que no fue cubierta en su infancia.

Todo niño busca:

– Ser querido 

– Ser aceptado (aprobación)

– Ser reconocido (visto)

Y busca esto idealmente con todo su entorno, pero principalmente por sus padres.

¿Y a qué precio? ¡Al que sea necesario!

Con lo cual, el niño buscará como sea satisfacer las necesidades de sus padres y cumplir con sus expectativas con tal de conseguirlo. Y aquí viene la sobre adaptación, que se trata de que me olvido de quien soy, con tal de ser quien tú quieres y esperas que yo sea. El niño comienza a sentir que lo que él es en esencia no es suficiente para que sus padres le quieren, reconozcan y aprueben, con lo cual llega a la conclusión que necesita ser diferente.

Y esta es la raíz de nuestra sensación constante de vacío, y de todas nuestras heridas de la infancia, nuestra desconexión con nuestro propio yo y la creación de un falso yo para agradar a los demás. Mientras más exigentes e impredecibles hayan sido nuestros padres, más nos alejamos de nuestro verdadero yo.

Las necesidades emocionales de un niño son muy altas y difíciles de cubrir al 100% y sin duda nuestros padres lo han hecho lo mejor que han podido.

Si nos detuvieramos a pensar sobre sus historias, nos daríamos cuenta por qué han actuado como lo han hecho.

Y sé que trabajar en nosotras mismas puede ser tremendamente doloroso, pero te prometo que es el mayor regalo que podemos hacernos. Muchas de nosotras somos adultas, pero vivimos con una niña interior herida, ¡y esto se refleja en nuestro día a día mucho más de lo que imaginas! ¡Mucho más!

Y esto es la causa principal del por qué comemos cómo comemos, ya que finalmente la comida ha sido una vía de escape a nuestras emociones, un refugio para nuestras heridas.

¿Cuáles son las emociones y comportamientos más típicos de reflejan que nuestra niña interior necesita ser sanada?

Mientras más te sientas identificada con ellos, es porque tu niña interior más necesita de tu atención y te va a ayudar identificarlos para saber cómo comenzar a trabajar en ello por tu salud y bienestar.

  1. Sensación constante de culpa:

¿Cuántas veces al día sentimos culpa? Por lo que hacemos, por lo que dejamos de hacer, por como comemos, por lo que sea…

La culpa se vuelve algo cotidiano…Pero ¿qué merece un culpable? ¿Merece cosas buenas, días bonitos, disfrutar de la vida, un peso saludable, relaciones sanas? Un culpable merece un castigo… ¿cómo un culpable va a ser feliz?

Y este es uno de los grandes puntos del autosabotaje, porque conscientemente queremos cuidarnos, pero inconscientemente sentimos que no lo merecemos, y todo esto viene de nuestra infancia.

  1. Sensación de nunca sentirnos suficientes: 

Hagamos lo que hagamos, al costo que sea, siempre podríamos hacerlo mejor.

“Ya he conseguido adelgazar lo que quería, pero quedé toda suelta, cuando esté más tonificada ahí sí que estaré mejor”.

Y así enlazamos una cosa tan otra y nunca nos sentimos suficientes lo cual aumenta nuestra sensación de culpa.

  1. Somos perfeccionistas:

Y creemos que es una cualidad…

Nos criticamos constantemente, porque siempre podríamos dar más y nos sobre exigimos constantemente, llevándonos a extremos, faltando el respeto incluso a nuestro propio descanso y necesidades. Este perfeccionismo refleja una tremenda desconexión y falta de confianza en nosotras mismas.

  1. Falta de confianza en nosotras mismas:

Cuando nuestros cuidadores nos han decepcionado, como niños desarrollamos una profunda sensación de desconfianza.

A veces esas decepciones son evidentes y otras veces son en contextos cotidianos como que nuestros padres o alguno de ellos trabajaban mucho y no tenían tiempo para nosotros. ¿Y cómo gestiona el niño esa sensación de abandono?

Y claro, cuando niños no hemos desarrollado el sentido del yo ni nuestra identidad, con lo cual dependemos completamente de nuestros padres, es prácticamente como si pensáramos a través de ellos.

Y si ellos nos han fallado, ¿cómo no nos fallará todos lo demás?

¿Si no confío en mis padres, cómo puedo confiar en mí?

  1. Sensación profunda de vacío:

Sentimos como un vacío que no sabemos cómo llenar y que muchas veces hemos querido llenar con comida.

Es importante saber que ese vacío nunca se va a poder llenar con algo externo, porque ese vacío representa esa desconexión con nosotras mismas, con nuestro verdadero ser.

Esa sensación de nostalgia profunda, de que siempre algo nos falta… ¡te faltas tú!

¡Por eso, es tan importante trabajar en ti y en tu niña interior!

Con lo principal que quiero que te quedes hoy es que, si estás aquí, ya estás dando un gran paso para conectar, conocer y comprender a tu niña interior y tus comportamientos al día de hoy.

Lo que ya no recibimos en la infancia, ya no lo recibimos, pero hoy, desde las mujeres adultas que somos ¡podemos sanar a nuestra niña interior y darle todo lo que necesita!

¡Y que no eres culpable de no cumplir las expectativas ni necesidades de tus padres!

¡Eres inocente y mereces vivir libre de ese peso!

Es impresionante como al ir aprendiendo todo esto toda va tomando sentido y nos damos cuenta que nuestro peso no es casualidad, sino que el resultado de algo mucho más profundo, porque nuestro peso no es más que el síntoma, pero aquí estamos hablando de las verdaderas causas de nuestra relación con la comida.

Espero que este post les haya gustado y ayudado, y me encantará leerlas en los comentarios.

Te mando un beso,

Fran Sabal.

Post Relacionados