Muchas veces creemos que las dietas son la solución para conseguir un peso saludable, pero lo cierto es que si, todas estas dietas mágicas que nos venden funcionaran, no tendríamos índices de sobre peso tan alto en muchos países.
Y es que el vivir desde la restricción y el castigo, siguiendo pautas que no sabemos mantener en el tiempo nos lleva a estar peor.
Existen cantidad de dietas de moda, que si cetogénicas, low carb, dieta Dunkan, y otras tantas que podríamos mencionar pero ¿por qué finalmente no funcionan? ¿Qué es lo que le ocurre a nuestro cuerpo con las dietas?
Porque nuestro cuerpo no entiende de modas y al final seguir pautas alimentarias que no te gustan y que no son sostenibles en el tiempo, te llevan a estar como antes o incluso peor.
Está comprobado que pasar hambre no es un buen predictor para la disminución de peso, por lo que, si crees que mientras más estricta sea tu dieta y más hambre pases será mejor, es completamente lo contrario.
El cuerpo está diseñado para sobrevivir, por eso intenta almacenar la mayor cantidad posible de energía para poder utilizarla en casos extremos. No entiende que estás comiendo menos porque quieres bajar de peso, sino que piensa que estás en un periodo de hambruna y necesita almacenar todo lo que come para poder sobrevivir.
Todo esto genera un estrés metabólico, el cual, con el paso del tiempo al convertirse en crónico, altera entre muchas otras cosas, tu sistema inmune, sistema nervioso y sistema endocrino, principales sistemas involucrados en el control del peso corporal.
La hormona más conocida como “almacenadora de grasa” es el cortisol, y se ve aumentada
considerablemente en casos de estrés. Lo mismo sucede con la insulina, que activa al tejido graso para almacenar la glucosa en forma de grasa; las hormonas de la tiroides, que enlentecen nuestro metabolismo y capacidad de quemar calorías; o la hormona del crecimiento, que también se relaciona con el poder metabólico, entre muchas otras alteraciones.
Con lo cual, ¿para qué comenzar una dieta, pasar hambre y estresarnos por unas semanas si luego volverás a lo de antes? Es muchísimo más efectivo, comenzar a aprender de nutrición, de forma responsable y consciente, y comenzar a hacer cambios de hábitos poco a poco.
Así para así evitarás estresarte y que tu cerebro entre en estado de alerta, desregulando todos los sistemas que influyen en el peso corporal.
Las dietas y el efecto rebote:
Lo que ocurre con las dietas súper estrictas, por ejemplo, es que uno cree que bajó cuatro kilos la primera semana, pero realmente lo primero que se pierde es sólo agua.
Vamos a hacer un ejemplo con números aproximados, no es exacto, pero sí es útil para hacernos una idea de qué sucede.
Cuando bajamos diez kilos con una dieta restrictiva, ¿de dónde provenían esos diez kilos?:
-Agua: tres kilos
-Masa Muscular: dos kilos
-Grasa: cinco kilos
Por lo tanto, podemos ver que el cuerpo baja proporcionalmente, no es que hayamos bajado diez kilos de grasa.
Ahora bien, dejaste esa dieta súper restrictiva y con el tiempo recuperaste esos diez kilos.
¿Los recuperaste haciendo ejercicio? ¿O comiendo?
En la mayoría de los casos los recuperamos comiendo, por lo tanto:
-En relación al agua, supongamos que recuperaste los 3 kilos que habías perdido.
-Los 5 kilos de grasa los recuperaste cuando volviste a comer como antes, así de fácil
¿Pero los dos kilos de músculo?
Esos dos kilos de masa muscular que perdiste cuando bajaste los diez kilos, ¿dónde están?
-Desaparecieron y en su lugar sumaste dos kilos más de grasa.
El resultado es que recuperaste diez kilos, de los cuales tres son agua y siete son grasa.
¿Qué efecto tiene sobre nuestro cuerpo?
Al final, la rapidez de nuestro metabolismo dependerá de nuestra masa muscular, ya que el músculo es el que quema la energía.
Cuanta más masa muscular tengamos, mayor será nuestro gasto metabólico basal, es decir, la energía que utiliza nuestro cuerpo para sobrevivir.
Por el contrario, la grasa es prácticamente «inerte» porque no quema calorías, con lo cual, cuanto mayor sea nuestro porcentaje de grasa, menor será nuestro gasto metabólico basal.
Como consecuencia de las subidas y bajadas de peso que a nivel celular se reflejan en la pérdida de masa muscular, con el paso de los años comenzamos a tener un cuerpo con mayor porcentaje de grasa y menor porcentaje de músculo.
En términos de calorías, esto significa que necesitamos consumir cada vez menos calorías para mantenernos. ¿Nunca has tenido la sensación de que, pese a que comes lo mismo que antes, engordas más fácilmente? Esto es consecuencia del cambio en la composición corporal y al menor requerimiento energético, producto de un menor porcentaje de masa muscular.
Por tanto, ¿cuál es el primer paso para evitar el efecto rebote?
Olvidarnos de las dietas restrictivas.
Por eso quiero invitarles a hacer una pausa en las “dietas” y mejor buscar una alternativa saludable.
Estas preguntas pueden servir de guía para comenzar con esta nueva alternativa:
-¿Voy a seguir con esto por un mes o lo veo para toda la vida?
-¿Me supone un esfuerzo y sacrificio llevarla a cabo?
-¿Va a condicionar los encuentros sociales o puedo disfrutar cuando esté comiendo fuera de casa?
Es super importante elegir un estilo de vida saludable que encaje con tu vida, tus principios y sobre todo que te de paz.
El ingrediente de “realismo” es fundamental, ya que no es justo pretender cambiar lo que vienes haciendo hace años en una semana.
Tu cuerpo se ha acostumbrado al ritmo de vida que llevas, también necesita tiempo para
acostumbrarse a los cambios que deseas hacer.
¿Cuál es la forma de conseguir un peso saludable sin dietas?
Agrupando los diferentes alimentos según sus propiedades nutricionales. Por un lado, tenemos los macronutrientes, es decir, los nutrientes grandes, los cuales necesitan ser digeridos por nuestro cuerpo; estos son las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas.
Por otro, están los micronutrientes, que son las vitaminas y minerales, y que se encuentran en muchos alimentos. Al ser nutrientes pequeños, son absorbidos fácilmente por nuestro cuerpo.
Y de esta forma seguimos una nutrición balanceada, equilibrada y saludable sin necesidad de restricciones.
Por eso, El Método de los 4 Elementos es la forma más fácil y práctica que encontré de explicar una nutrición sencilla, equilibrada, ordenada donde cada persona a través de sus gustos, costumbres y preferencias puede elegir qué comer, consiguiendo de esta forma una mayor adherencia a los cambios, ya que se harán desde la libertad de elección y nivel de compromiso, sin obligaciones, restricciones ni verdades absolutas.
Espero que hayas disfrutado este post y me encantará leer en los comentarios qué te ha parecido la información.
Te mando un fuerte abrazo,
Fran Sabal.